14 de febrero de 2020

¿Sabías que Breath of Fire IV ofrece una marcada referencia China?

Si en occidente las grandes referencias culturales se asientan en la Edad Media con los toques fantásticos heredados de la obra de J.R.R. Tolkien, las mitologías greco romanas (y, más recientemente, nórdicas), el terror de H.P. Lovecraft o la ciencia ficción de H.G. Wells y Julio Verne, estilos desarrollados por multitud de autores distintos a lo largo de los años, en Japón las grandes referencias se suelen encontrar en su mitología e historia y, más recientemente, el manganime.

No obstante, hay veces que las historias japonesas miran un poco más al este, a su gran rival político y económico a lo largo de su historia: China. Que las relaciones entre ambos países han sido particularmente tensas podría tener una larga explicación a lo largo de la historia, pero a pesar de ello también comparten raíces lingüísticas y culturales que, no obstante, no observamos en excesiva en los videojuegos, salvo en dos de los grandes pilares literarios de la China clásica: "Viaje al Oeste" y "Romance de los Tres Reinos", con infinidad de referencias variadas que aparecen en las más variopintas obras.

Por ello, resulta especialmente llamativo que tenga tal cuidado en referenciar multitud de aspectos de la cultura tradicional China en un videojuego nipón y, más concretamente, en toda una cuarta entrega de una saga con cierto renombre para la época: Breath of Fire IV (PS, 2000/PC, 2003). El título de Capcom es realmente brillante por múltiples aspectos, pero es que además tiene tal cuidado en las referencias y detalles con raíces del gran país asiático que merece la pena repasarlos detenidamente:
Comencemos con la imagen de fondo que aparece en los menús del juego, que resulta una representación de las Ruedas del Dharma, que simbolizan el camino y la evolución o aprendizaje. Básicamente, el camino de los protagonistas del título que, además, en este caso tiene dos carros distintos, convergiendo hacia un centro que implica el entendimiento y la iluminación.

Porque, al fin y al cabo, esta es una historia de dos viajes, dos partes de un mismo ser divididas en dos: Ryu y Fou-Lu. Precisamente, nuestro protagonista surge en un desierto situado en un el este del mapeado, cuyo guardián es Seiryu, un dragón que suele ser representado de color azul, precisamente como el color de pelo de Ryu (que significa dragón). Fou-Lu, por si parte, aparece en un bosque al oeste, cuyo guardián es Byakko, un tigre de pelo blanco, precisamente como el antiguo emperador, cuyo nombre se puede traducir como "tigre blanco" en algunos dialectos chinos.

Esto es, pues, una referencia a la historia de "Viaje al Oeste" que hace Ryu y también una representación de dos de las cuatro bestias guardianas de los puntos cardinales. Los restantes serían Genbu, la tortuga-serpiente al norte y Suzaku, el fénix bermellón del sur, que seguramente habréis visto en otras historias niponas o incluso juegos como los Shin Megami Tensei.

De hecho, el simbolismo de ambos protagonistas también afecta a sus personalidades más dispares: Ryu en el juego es un protagonista silencioso, pero en la adaptación manga es emocional, rudo y muy cabeza hueca, precisamente lo contrario a Fou-Lu, que es calmado, inteligente y reflexivo. Básicamente, son el Yin y el Yang, la dualidad del universo que representa el taoísmo, la tradición filosófica y religiosa china. De hecho, podemos observar como ambos protagonistas van ganando matices del otro conforme avanza la aventura, como si estuviesen llegando al entendimiento poco a poco.

Si nos centramos en ambos protagonistas, sin duda Fou-Lu, que es quien mantiene los recuerdos del pasado, es el que guarda mucho más simbolismo en su propio diseño: la hebilla de su pantalón es una representación de Vajrapani (el poder de Buda), en su pecho tiene un símbolo de "Om" (canto de concentración de los monjes) y, en la espalda, una combinación de simbología variada: de nuevo "Om" pero en una adaptación de la región que ahora ocupa Bangladesh, el Yin Yang Taijitu y un dragón de dos cabezas, precisamente la representación de él y Ryu.

Porque, claro, hemos dicho que es un tigre blanco y los tigres suelen ser las bestias guardianas de los templos budistas. Por ello, Fou-Lu cuenta con dos protectores: Won-Qu y A-Tur. Precisamente ambas figuras cuentan con una gran tradición: uno es masculino y el otro es femenino, uno tiene la boca abierta y el otro cerrada, como si estuviesen vocalizando "A-Un", vida y muerte. Won-Qu aparece vigilando la tumba en la que renace Fou-Lu y A-Tur sólo hace aparición al final del juego, cuando la trama está muriendo.

Por supuesto, otro de los elementos más distintivos de Fou-Lu es su forma de expresarse, que en la adaptación al inglés usa una especie de estilo arcaico similar a lo que nosotros podríamos interpretar del latín. Pues bien, en Japón sus expresiones usan la simbología tradicional común del chino, coreano y japonés, que ha sido generalmente abandonada porque cada idioma evolucionó de forma diferente. Al fin y al cabo, él proviene de una época pasada donde toda la región estaba unificada bajo su mando y, de hecho, este título ganó mucho público coreano (que normalmente aprende japonés) porque ellos entendían mucho mejor al emperador que los propios japoneses, ya que su idioma mantiene más raíces con ese nexo común.

De hecho, tradicionalmente esta saga ofrece varias razas de animales antropomórficos que forman parte de la tradición coreana, donde las chamanes e invocadoras eran siempre mujeres... y evidentemente en el juego aparece una. También existe otra referencia al país con el nombre del antiguo imperio que gobernó Fou-Lu, denominado "Muuru" o "Mireu", que en coreano significa dragón.

Centrémonos ahora en el imperio actual, el que Fou-Lu quiere derrocar porque han ido por el mal camino. El tema que podéis escuchar en el vídeo anterior es una adaptación de una composición realizada de la corte China de la era de Confucio (dinastía Zhou), mientras que la arquitectura actual que podemos ver en el juego se aproxima a la de la dinastía Qing, ambas con más de 1000 años de diferencia. 

Hasta los enemigos de Fou-Lu reflejan la corrupción que está teniendo el imperio, ya que Yohm, el enviado para detenerlo, usa una simbología que se asocia al budismo sincrético, una práctica prohibida y perseguida en la que los monjes budistas usan poderes esotéricos para relacionarse con las fuerzas oscuras. El objetivo de este culto es usar el poder oscuro para derrotar a la propia oscuridad, pero entra en esa escala de grises donde es fácil corromperse o realizar acciones moralmente deleznables.


Es decir, una muestra excelente de que, en muchos videojuegos, hay un trabajo de búsqueda de referencias para representar sus ideas que normalmente se le escapa al gran público pero que, cuando lo descubrimos, nos puede hacer explotar la cabeza por la cantidad de hilos que atan jugando con esta clase de simbología. ¿Qué os ha parecido este viaje a la simbología de un clásico del género?

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