11 de abril de 2022

[Análisis] Rise of the Third Power


Tras acabar la versión mejorada de Ara Fell, Stegosoft se lanzó por un nuevo proyecto que siguiera manteniendo ese toque retro de estilo pixelado que recordamos de la época de las 16 Bits, pero buscando actualizar sus diferentes apartados para que tuvieran ese toque más moderno que tampoco lo hiciera un "más y peor" que a veces encontramos en muchas obras de este estilo, que son inherentemente inferiores a entregas míticas como Chrono Trigger, Terranigma o Final Fantasy VI, porque sólo emulan parte de sus mecánicas de combate o estilo visual sin llegar a ofrecer una narrativa que esté a la altura.

Así, Rise of the Third Power se lanzó el pasado mes de febrero para PC, PlayStation 4, Switch y Xbox One, destacando porque no buscaba quedarse en ese plano de juego de toque retro y poco más: trataba de ofrecer una narrativa clásica, pero con potencial para ser destacable incluso en tiempos actuales y con unas animaciones en batalla o fondos que tampoco es que llegasen al nivel del motor 2D-HD de Square Enix, pero sí que destacaban mucho con respecto a otras obras de la competencia. Tenía, por tanto, mimbres para ser de esos juegos que teníamos que analizar en nuestra página, así que vamos a repasar sus diferentes apartados:
Nos situamos en la región de Rin, donde tres países se recuperan de la Gran Guerra. Tras quince años, la derrotada Arkadya está levantándose de su derrota con un nuevo líder que ha vuelto a preparar un ejército y el reino de Cirinthia aprovecha la oportunidad para establecer un pacto con su antiguo enemigo y, así, reclamar zonas en conflicto como la sacra-sede de Telindra, lo que está erosionando la amistad con sus antiguos aliados de la república de Tariq. Con los temores de que comience una nueva Gran Guerra, un antiguo pirata alcohólico y una ladrona se lanzan a una misión suicida para tratar de evitarlo, lo que implicaría secuestrar a la princesa de Cirinthia antes de su boda con Gage, el heredero de Arkadya, y tratar de demostrarle que esa alianza sólo puede acabar con un nuevo conflicto.

Rise of the Third Power tiene un desarrollo muy interesante desde ese momento, no sólo por las muchas sorpresas que nos prepara una trama principal con alianzas, traiciones, victorias y derrotas que sufre nuestro grupo, sino también por la sólida personalidad de cada uno de sus personajes, que dota de gran fuerza a la narrativa. Los miembros de nuestro grupo crecerán a lo largo de la trama, permitiendo analizar aspectos como el alcoholismo, el amor no correspondido, el deseo de lograr algo que merezca la pena antes de morir, dudas, honor, odio, engaño... hay muchas pinceladas realmente interesantes en este argumento, sin olvidar detallitos que observamos en diferentes momentos del argumento, como la representatividad de personajes LGTBi, las cicatrices que deja una guerra en sus veteranos, lo que implica el nazismo y momentos de alivio cómico que logren rebajar la tensión de una trama que, a veces, se torna bastante dura. Es, probablemente, de lo más llamativo del juego y eso suele ser raro en muchos títulos de toque retro.

Con un sistema de combate por turnos clásico dividido por turnos donde todas las unidades deben actuar en el orden de su velocidad y enemigos visibles en el mapa, Rise of the Third Power no destaca demasiado por su innovación en aspectos de sobra conocidos por los que llevamos muchos juegos de este tipo a la espalda, aunque sí que tiene varios aspectos a destacar: el primero, es que cada personaje tendrá su propia barra para usar habilidades: ira (que se carga golpeando o recibiendo daño), energía (que empieza al máximo y sólo regenera una cantidad por turno) y el clásico MP. Este aspecto hace que cada personaje sea todavía más único, aunque también se nota un poco la limitación de los mismos, ya que sólo podrán acceder a 4-5 técnicas propias como máximo (y una será su ataque normal) y un súper ataque de tipo límite que será un golpe combinados con un aliado concreto, sólo disponibles cuando ambos tienen su barra morada junto a su icono, que se carga combatiendo.

En esto también incide mucho el particular sistema de evolución del juego, que hace que todos compartan la misma barra de experiencia. Cuando ganamos un nivel con el grupo, obtendremos unos puntos que podremos usar libremente en los árboles de habilidades de cada uno de ellos, desbloqueando nuevos ataques, mejoras para los mismos o efectos pasivos. Este sistema hace que nadie en el grupo se quede atrás en nivel, pero también implica repartir correctamente los puntos limitados a los miembros del grupo y sus habilidades que consideremos más importantes, ya que el nivel máximo del juego es el 40 y con ello no nos dará para que todo nuestro grupo aprenda y mejore su árbol de habilidades al completo.

Otra forma de mejorar a nuestros personajes será mediante su equipo, en un curioso sistema de crecimiento directo por el cual cada miembro del grupo tendrá diferentes niveles que se desbloquean obteniendo su correspondiente libro de recetas (en misiones secundarias, cofres, avance de la trama...) y sólo necesitaremos lograr los dos materiales restantes para fabricarle esa pieza de equipo, que normalmente sólo aportan más daño o alguna pasiva. Esos materiales normalmente se consiguen derrotando a enemigos considerados como de élite, que aparecen entre los grupos normales a los que nos enfrentemos en batalla y tienen estadísticas mejoradas o nuevas habilidades, o bien comprándolos en las tiendas. Es un sistema simple y que desde luego no da para mucha variedad, ya que son siempre mejoras lineales bastante separadas en el tiempo (básicamente, cada capítulo de trama tendrá una mejora de ese tipo), pero al menos sí que podremos obtener armas opcionales que normalmente implican causar menos daño a cambio de alguna mejora en otras técnicas.

El último factor clave serían los accesorios, que tienen su propia barra de experiencia y, al llenarla, nos permite obtener una versión mejorada del mismo, reforzando las estadísticas que otorgan o ganando algún efecto extra. Con tantas mejoras dependientes del combate, está claro que estaremos en un juego donde lucharemos mucho y lo cierto es que el ritmo de las batallas es bastante adecuado, haciendo que incluso en situaciones donde nos enfrentemos a cinco o seis enemigos podamos acabar el combate a una aceptable velocidad. Ahí ayuda mucho lo autosuficientes que son muchos personajes (Aden en particular es absurdo) y el buen equilibrio de las habilidades de cada miembro para acabar rápido con determinados enemigos, haciendo que el título se haga muy ágil e incentive el ir rotando entre aliados, ya que los combatientes irán rellenando una barra de agotamiento que les rebajará las estadísticas si siguen luchando cuando la tienen al máximo... aunque existen objetos que pueden rebajar el cansancio y también podremos parar en las posadas a cambio de que todos los enemigos del campo derrotados vuelvan a reaparecer, lo que puede ser una molestia o un buen método para ganar niveles, dependiendo de vuestro humor.

El título también nos ofrece un mapa mundi muy al estilo Chrono Trigger, con diferentes localizaciones opcionales que normalmente estarán relacionada con alguna tarea opcional que nos entreguen en alguna ciudad (indicada por un signo de interrogación sobre el NPC y con un diario para ayudarnos a saber dónde buscar) y con muchos cofres con tesoros u objetos por conseguir. De hecho, el juego utiliza una llamativa variedad de objetos cuyo único uso es venderse para generar dinero, lo que incentiva esa exploración para mantener nuestra economía y el surtido de objetos curativos o materiales que nos puedan hacer falta. También es llamativo que muchas mazmorras se ordenan mediante un sistema de llaves que desbloquean puertas de más nivel (bronce-plata-oro), haciendo que tengamos que explorarlas en un orden determinado para superarlas.

Con una duración que supera las veinte horas pero que no llega a las treinta ni cumpliendo todas las tareas opcionales, Rise of the Third Power mantiene su ritmo de juego durante buena parte de su desarrollo, sólo perdiendo algo de fuelle en determinadas localizaciones de paso que se pueden hacer demasiado pesadas porque tienen muchos caminos opcionales y están infestadas de monstruos. Ahí es donde pesa más la falta de variedad entre los mismos o los ataques disponibles que tiene nuestro grupo, ya que la mayoría de combates se resolverán de la misma forma y contra los mismos enemigos. Eso sí, la dificultad de las batallas nos resulta muy bien equilibrada, aunque tendremos los modos Fácil, Difícil y Extremo por si necesitáis algo más accesible o complejo.

Este juego tiene un nivel visual que huele a la legua como realizado por RPG Maker en la exploración de sus escenarios, con algunos fallos comunes en estos títulos como atravesar determinados sprites o, especialmente, salidas del mapa muy mal indicadas, haciendo que veces no sepamos si estamos ante una pared invisible, un efecto de iluminación, si podemos pasar debajo de las hojas de los árboles o de verdad llegamos a una nueva pantalla si tocamos el borde. Eso también ocurre porque de forma natural aparecen sprites de animales salvajes por doquier (buitres, conejos, ardillas) hace que el juego parezca más vivo, pero confunde al jugador sobre lo que es o no un enemigo. Al menos eso sí que se puede eliminar en las opciones. Al menos en el apartado visual el título brilla mucho más en combate, con muy llamativas animaciones y efectos luminosos o en el uso de los retratos de los personajes al hablar, que tienen expresiones específicas según su humor.

Musicalmente el juego es algo más caótico, con algunas melodías que son buenos acompañantes pero pueden hacerse algo pesadas y otras que a veces no parecen cuadrar muy bien con el tipo de escena que estamos viendo, como si no tuvieran temas específicos para determinadas situaciones. Aunque tiene algún pequeño bug, al menos a nosotros sólo nos ha aparecido uno que nos llevó a reiniciar la partida, pero con un sistema de autoguardado como el que tiene generalmente no pierdes casi nada. De hecho, el juego destaca por algo que deberían hacer más RPGs: como el guardado es libre, avisan al jugador cuando van a llegar a un jefe o un punto de no retorno, evitando que perdamos mucho tiempo de partida porque nos derrota un jefe al no haber guardado a tiempo o porque nos metimos en un lugar donde nos superan en nivel y no podemos ya volver atrás.

Rise of the Third Power es un juego poco original o variado en sus mecánicas, pero es muy bueno en su nicho de RPG clásico que emula los tiempos de las 16 Bits. La fuerza de su narrativa y el carisma de sus personajes son suficientes para que disfrutemos de una gran aventura y, a la mínima que nos guste su sistema de combate, podremos estar muy entretenidos a lo largo de su desarrollo. Quizás le falte mejorar algunos aspectos técnicos en la elaboración de mapeados, el nivel sonoro o en la variedad de enemigos y habilidades disponibles, además del hecho de que sólo está disponible en inglés por el momento, pero si tenéis ganas de un RPG de este toque retro os dejará un muy buen sabor de boca.

Otro aspecto positivo del título es su reducido coste (algo más de 15€ incluso fuera de oferta), lo que lo hace asequible para muchos bolsillos siempre que tengáis ganas de probar algo sencillo, efectivo y de toque retro. Este juego es bastante superior a muchos de los RPGs de compañías como Kemco que compiten en esta burbuja de emular el estilo visual de los tiempos de las 16 Bits, por lo que si estáis buscando algo de este toque, es de lo mejorcito que ha salido este año... a la espera de otros con muy buena pinta como Sea of Stars, claro está.

1 comentario: