29 de febrero de 2020

[Análisis] Graveyard Keeper

El hundimiento de Neverland, el estudio encargado de la saga Rune Factory, un spin-off de los Harvest Moon en el que también podíamos combatir y realizar muchas otras actividades además del cuidado de nuestra granja y relacionarnos con los habitantes del poblado, puede haber sido de los más influyentes para varios desarrolladores occidentales, que vieron la vía y el mercado libre para llevar a cabo sus propias ideas partiendo de esa base.

Sin lugar a dudas, Stardew Valley fue el gran exponente, convirtiéndose en un símbolo de lo mucho que se podría haber explotado ese concepto para desarrollar una tram adulta, abierta y con infinidad de opciones. Otros han seguido su camino e incluso la propia franquicia Rune Factory ha renacido de sus cenizas, con el relanzamiento de Rune Factory 4 en sistemas actuales y el comienzo del desarrollo de Rune Factory 5.

El título que nos ocupa ahora es Graveyard Keeper, de Lazy Bear Games (quienes ya desarrollaron Punch Club) y distribuido por tinyBuild, un proyecto que comenzó en el año 2018 en PC y Xbox One, pero que ya está disponible también en PlayStation 4, Switch y móviles. Su principal reclamo es que no sólo estaremos al cargo de un terreno de cultivo: nuestra principal ocupación será encargarnos del cementerio de un poblado, preparando los cadáveres, las sepulturas y ofreciendo misas, todo con un objetivo claro a largo plazo que nos lleve a escapar de esta situación mejorando nuestra relación con varios personajes claves que nos irán encargando multitud de tareas.
Nuestra historia comenzará como un isekai clásico: tendremos a un protagonista que sufre un accidente en el mundo real cuando va de vuelta a encontrarse con su amorcito y sufrirá un accidente que, en lugar de matarle, le llevará a un mundo deprimido donde estaremos atados a las tareas de guardián de su cementerio. De los aspectos más interesantes de Graveyard Keeper en este apartado serán las historias de la propia región y sus habitantes: una ciudad al borde del colapso por una dura sequía, un barco cargado con cadáveres encallado frente a sus costas, un rey que intenta modernizar la región mientras que las fuerzas religiosas intentan agarrarse a los mitos, la brujería y la necesidad de la fe...

El tono simbólico estará muy presente en todo el título a pesar de que nuestro protagonista es una de las representaciones más claras del clásico protagonista que llega a un mundo alternativo y hace todo lo que le manden sin revelarse demasiado. De vez en cuando observaremos algún comentario jocoso para disminuir un poco el tono de las auténticas burradas que hacemos, como despiezas a cadáveres y usar su carne para consumo humano, sus cráneos para decoración de Halloween y sus órganos internos para elaborar componentes alquímicos; entre otras acciones bastante deplorables pero, claro, todo sea para salir de esta situación.

La clave para nuestro regreso a nuestro mundo estará en seis personajes principales que visitarán el poblado en cada uno de los seis días en los que se divine nuestra semana: un obispo centrado en su figura que está contento de que alguien por fin se vuelva a encargar del cementerio y la iglesia del poblado; una imponente artista ligera de cascos que sólo busca el éxito; un comerciante adicto a la comida que sólo busca hacer negocio con nuestros cultivos ya que los terrenos de la ciudad son menos fértiles por la sequía; un ladrón y asesino que busca realizar un ritual oscuro bajo nuestros dominios; un inquisidor obsesionado con quemar brujas y un erudito que abandonó la universidad por un caso que ocurrió en el pasado. Todos nos necesitarán para cumplir sus objetivos y nosotros les necesitaremos a ellos para poder regresar. Igualmente, nos irán dando las piezas para elaborar un puzle sobre un evento clave para lo ocurrido en la región que sucedió en el pasado y que les llevó a ser como son en la actualidad.

Esto hace que buena parte del interés a la hora de realizar sus, a veces, extremadamente pesados encargos se centre en intentar descubrir un poco más sobre ellos y lo que les ha llevado a acabar así, ya que ese será uno de los grandes misterios del título a nivel argumental. Además, iremos comprobando sus lazos con otros NPCs del poblado, muchos de los cuales también tendrán sus propias historias, misiones y relaciones, pero de mucho menor calado. En este título no podremos entablar relaciones románticas con otros personajes, básicamente, porque ya tenemos pareja esperándonos en el mundo real, pero como la única forma de escapar será llevar al máximo nuestras relaciones con esos seis personajes, se podría considerar que estaremos ante un título con un peso argumental y un objetivo a largo plazo mucho más definido que otros de este corte. En Graveyard Keeper hay un final que no está marcado por el tiempo, pero sí por unos objetivos que cumplir y que nos llevarán multitud de horas alcanzar.

Si argumentalmente es diferente, Graveyard Keeper es también original en su forma de gestionar el desarrollo de su día a día. Nuestro protagonista tendrá una barra de energía que se irá gastando realizando tareas: cortar árboles, picando piedra, usando maquinaria, trabajando con los cadáveres y las tumbas... ésta se agota a toda velocidad y no es posible aumentarla de ninguna forma (podremos recuperar consumiendo bebidas o alimentos eso sí, pero eventualmente será necesario dormir), lo que unido al rápido ritmo en el que pasan los días en el juego hace que tenga un cierto tono frenético en el que siempre estaremos ocupados y con decenas de tareas sobre nuestros hombros.

Podremos cortar árboles para hacernos con madera, arbustos para lograr palos, piedras y menas para hacernos con rocas y minerales... cada acción nos reportará unos puntos verdes y/o rojos (dependiendo de la tarea) con los que podremos acceder a nuestros diferentes árboles de habilidades y desbloquear nuevas opciones, como la posibilidad de tener maquinaria para acelerar tareas o fabricar nuevos objetos más complejos. Eventualmente, nos encontraremos con la barrera de los puntos azules/morados, que sólo se obtienen con el estudio o fabricando ciertos materiales del cementerio y la iglesia, bastante más difíciles de conseguir por medios naturales. En general, tendremos que tener muy claro cuál será la próxima tarea a desbloquear, ya que nos harán falta muchísimos puntos -es decir, gran cantidad de días de trabajo- para cada opción.

En esto también tendrá gran influencia lo que nos solicite cada uno de los seis personajes principales, que nos pedirán objetos para los que necesitaremos desbloquear ciertas opciones, elaborar maquinaria, lograr materiales... o incluso avanzar en la mazmorra que tenemos bajo nuestra iglesia, plagada de enemigos y donde tendremos que combatir con un simple sistema en tiempo real en el que nuestra salud tendrá relevancia, aunque en general lo peor será que luchar también agotará nuestra energía, lo que hará esa tarea especialmente pesada. Además, la variedad de enemigos no será demasiado elevada, aunque a favor del título podemos decir que cada uno tiene su propia mecánica que más nos valdrá la pena aprender si no queremos recibir mucho daño en cada pelea.

Quizás lo peor de todo el sistema es que a veces hace un poco de embudo y básicamente todo nos llevará a realizar determinadas tareas: queramos o no, tendremos que cultivar vino, lúpulo y ciertos vegetales, sobre todo zanahorias para que el burro nos traiga cadáveres con los que lograr los materiales que nos ofrecen los mismos. Hay veces que el azar nos puede jugar malas pasadas y tendremos que esperar días y días hasta lograr ciertos objetos, algunas elaboraciones nos pueden salir de menor -o mayor- calidad de lo esperado, casi todos los personajes nos pedirán alcanzar el nivel de aristócrata que nos obligará a ganar una cantidad de dinero absurdamente alta que nos llevará días y días de trabajo... es decir, que hay veces que todo se quedará en un "estoy esperando a tener X" y sólo pasaremos los días hasta que lo logremos, lo cual se hará bastante pesado.

Como buena parte de estos juegos, la clave para gestionar mejor tantas tareas con una barra de energía tan limitada está en automatizarlas, en este caso dando vida a los cadáveres y convirtiéndolos en zombis. Para ello, será importante que los cuerpos estén en buena disposición para que actúen con mayor celeridad y, así, se encarguen de los cultivos, realicen tareas de recolección de materiales primarios, transporten productos... no obtendremos los puntos de experiencia por sus tareas y, a veces, será necesario darles un apoyo para que puedan mantener la producción, pero su ayuda será vital para que sólo nos tengamos que ocupar de las elaboraciones más complejas.

Igualmente, en todo esto tendrá gran influencia la Wiki de Graveyard Keeper, vital para saber el uso de cada material o cómo fabricar determinados objetos, quién vende determinados materiales, etcétera. Jugar a ciegas será básicamente imposible, ya que hay muchas elaboraciones alquímicas con recetas concretas que necesitan objetos tratados de una forma determinada, existirán misiones que se podrán resolver de forma mucho más sencilla simplemente comprando los materiales a otro NPC, hay funciones extremadamente útiles y otras muy inútiles que no comprenderemos bien si no leemos su explicación allí... vamos, que estamos ante un título donde estas dándole a Alt+Tabulador una y otra vez, con cinco o seis pestañas diferentes de la Wiki abiertas para recordar cómo se hacía lo que querías hacer. Y que no os extrañe si os lleváis más de sesenta horas enfrascados al título, porque hay tanto por hacer y tantos embudos que se nos irá el tiempo de forma clara en realizar ciertos objetivos.

Aunque Graveyard Keeper tiene un aspecto visual bastante simple, con unos píxeles básicos y un personaje que no puede cambiar de aspecto e incluso algunos tirones puntuales, esto no quita que a veces podamos alabar lo bien realizados que están ciertos elementos, como el juego de luces por la noche, los días de niebla o lluvia (otra cosa es que tengan cero incidencia en el juego en sí) y, sobre todo, el reflejo de nuestras pisadas en el barro, que nos servirán para guiarnos mejor sobre nuestros pasos y se irán marcando mucho más si caminamos por la misma zona, llegando a dejar claras marcas (que desaparecen con el tiempo, eso sí) por las zonas en las que hemos andado mucho.

Musicalmente, las melodías resultan agradables y un buen acompañante, pero a la larga se harán un poco pesadas y casi nos obligarán a reducir su volumen para que no resulten muy cargantes. Los diferentes personajes hablarán de una forma similar a Animal Crossing, cada uno con sus propio sonido que acompaña cada una de las frases que entonan. Resultará muy divertido y una buena forma de marcar la personalidad de cada uno de ellos, pero la verdad es que tampoco tendrá más "doblaje", por así decirlo.

Graveyard Keeper ofrece un interesante giro a esta clase de juegos de gestión, tanto por la macabra tarea de gestionar nuestro cementerio e iglesia como por su orientación hacia el cumplimiento de las tareas que nos encargan sus seis NPCs principales. Su sistema de tres tipos de experiencia para acceder a diferentes árboles de habilidades con los que desbloquear nuevas opciones resulta llamativo, aunque también ralentiza mucho acceder a determinadas opciones, enfatizando esa sensación de "embudo" en el que la necesidad de desbloquear una cierta habilidad o fabricar determinados materiales se vuelve vital para poder avanzar en varias tareas diferentes.

Con una buena traducción al español y estando accesible en todos los sistemas, a un precio muy decente sobre todo en periodos de oferta, este título será una muy buena opción para los que busquen un proyecto tipo Stardew Valley pero un poco más centrado a unos objetivos concretos a corto, medio y largo plazo. Desde luego, no es un título para todos los jugadores y se puede hacer muy pesado en muchos momentos, pero si tenéis ganas de probar un juego de este corte puede ser una buena opción porque resulta más focalizado. ¿Ya le habéis dado la oportunidad a vuestro propio camino como enterradores?

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