23 de abril de 2019

[Análisis] SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech

SteamWorld es una saga de videojuegos que no está atada a ningún género en concreto, todos producidos por la desarrolladora sueca Image & Form. Lo que nació como un Tower Defense ha pasado por diversos estilos como Metroidvania, esa mezcla de Shooter y RPG de Heist... hasta llegar a este Hand of Gilgamech, un RPG con un combate por turnos mediante cartas, al estilo de Baten Kaitos o Slay the Spire. acompañado del diseño artístico característico de la saga, mezclando el steampunk y la fantasía en un mundo habitado por robots.

Image & Form ha sabido adaptar el combate por turnos mediante el uso de más de 100 cartas entre sus cinco protagonistas en un juego muy sólido, con un estilo de combate que asegura la variedad y el entretenimiento en todo momento, en los cuatro actos que componen el juego. No es un título revolucionario, pero sí enormemente sólido.

Acompañarnos por el análisis de una propuesta que no debéis dejar escapar si lo que buscáis es un RPG ligero con un combate con cartas ya que, con su característico apartado artístico que mezcla robots steampunk,  fantasía y mucho humor, con este proyecto han dado con la tecla para crear un juego muy notable e ideal para una plataforma como Switch en su modo portátil, al proponer batallas cortas mientras se avanza en un desarrollo eso sí, muy lineal.

El juego nos sitúa en el pueblo inicial del dúo de protagonistas, los cuales son repudiados al no pertenecer a la nobleza y discriminados por aquellos que pertenecen al gremio de héroes. Sin embargo, no todo lo que reluce es oro y pronto descubriremos que los héroes son solo fachada y que son los propios protagonistas los que deberán salvar al mundo, gracias a su ímpetu, valor y constancia. Otros protagonistas (hasta un total de cinco, cada uno con su mazo personalizado asociado a su correspondiente clase) se unirán a la causa, dotando a cada uno de ellos de su propia personalidad aunque tendrán como punto común el ser rechazados por su sociedad... a la que acabarán salvando.

Con mucho humor mediante diálogos e interacción entre nuestros protagonistas y sus villanos (a veces desternillantes, aunque también un poco pesados al saturarse en ocasiones en este estilo), el juego irá mostrando la fuerza de los verdaderos héroes mientras revela la oscuridad de aquellos que presumían de ser los protagonistas. Aunque, eso sí, al final puede encontrarse lleno de clichés como otras tantas aventuras de fantasía (con dragones, bestias del pasado que pueden destruir al mundo y la clásica leyenda a cumplir). Como punto positivo, hay que destacar el intento por reírse e ironizar con todos estos aspectos típicos del género.

La aventura transcurre a través de 19 capítulos repartidos en cuatro actos de forma excesivamente lineal, lo cual es uno de los puntos negativos del juego. Pasaremos por pequeños escenarios sin más interés o interacción en los mismos, más allá de algún cofre escondido y algunos puzles puntuales, lo que acentúa la sensación de que ha sido concebido como una obra ligera que no tiene aspiraciones más profundas.

Hand of Gilgamech es un RPG de combate por turnos donde los protagonistas acumulan experiencia al derrotar enemigos que les servirá para ganar niveles y mejorar sus características al azar. En cuestiones de equipo, cada personaje podrá llevar un arma y un accesorio para mejorar sus capacidades y, por supuesto, luego están sus respectivos mazos, compuestos por ocho cartas.

En los combates sólo podrán participar tres personajes a la vez, creando un mazo compuesto por 24 cartas al combinar las barajas de los mismos del que robaremos ocho al comenzar el duelo. En cada turno podremos jugar tres cartas como grupo, que podrán ser del mismo personaje si así lo creemos conveniente y/o tenemos disponible, lo que nos permitirá ejecutar una habilidad especial, también podremos alternar ataques entre personajes, activando combos especiales asociados a determinadas cartas. Tras jugar nuestras acciones, será el grupo enemigo el que use las suyas y así se realizará la batalla. Contaremos cartas que nos permiten usar ataques simples, conjuros, curaciones, estados alterados... por lo que tendremos que adaptarnos a las situaciones del combate dependiendo de nuestras necesidades, decidiendo usar las habilidades especiales de cada aliado sólo cuando veamos una puerta para ello.

Podría parecer que al contar con mazos tan pequeños la complejidad de las batallas no es demasiado alta, pero sin embargo eso le da mucha más relevancia a cada carta que incluímos en la baraja, de forma que un par de pequeños cambios puede afectar muchísimo nuestra capacidad de combate. A esto se une el ritmo de fases que sigue cada batalla, en la que determinado tipo de ataques gana potencia de forma puntual: primero funcionarán mejor las habilidades físicas, luego los ataques elementales, posteriormente poder arcano y finalmente los estados alterados. De esta forma, con cada combinación de aliados, sus pequeñas barajas y los propios ritmos del combate podremos configurar múltiples composiciones que se basan en victorias rápidas a base de golpes físicos, otras que brillan con conjuros, podremos adaptarnos a las barajas de los enemigos con protecciones o combates a largo plazo donde abusar de los estados alterados...

La planificación, pues, será realmente interesante, aunque también es cierto que frente a enemigos similares con barajas que no toquemos mucho la variedad no brillará demasiado, ya que realmente jugaremos más o menos igual cada vez. Es por ello por lo que se incentiva mucho el adquirir y usar nuevas cartas con un sistema de compra y mejora de naipes que nos premia las victorias o recompensas por derrotar a enemigos y jefes.

El título cuenta con dos niveles de dificultad iniciales (Fácil y Normal), si bien en la dificultad básica la curva de complejidad resulta correctamente ajustada, ofreciendo retos crecientes que nos invitan a ir mejorando nuestro mazo poco a poco, pero sin llegar a ser frustrante en ningún momento. 

La duración global rondará las 15 horas, aproximadamente, que se pueden extender mucho más con el Coliseo, donde podremos combatir en ligas que se componen de 5 batallas, donde además optamos a mejorar nuestras recompensas si conseguimos sobrevivir a los cinco retos planteados. Este será el único reto secundario que se nos plantee, pero conociendo al estudio podremos esperar que, mediante parches, vayamos contando con nuevos modos de dificultad y más opciones con las que alargar nuestra aventura.


El apartado artístico del juego es notable y muy característico de la propia saga de SteamWorld. Podremos encontrar diversos escenarios clásicos de la fantasía medieval, como bosques, ciudades en ruinas, grutas... pero todas con un toque que cuadra bien con el diseño de los propios robots que pueblan la zona, que es realmente destacable por la interesante variedad que ofrecen.

Con respecto al sonido, quizás cabe decir que es uno de los puntos más flojos del juego, ya que las melodías funcionan como un mero acompañamiento que no suelen resaltar los momentos más épicos del juego, salvo en puntuales batalles. Eso sí, las pocas composiciones que destacan sí son realmente sólidas, en especial las de entrada y final de nuestra aventura.

SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech es un RPG que busca ser divertido, comprensible y contar con un estilo artístico muy característico para brillar en el catálogo de Nintendo Switch. Su gran sentido de humor logra transformar una historia clarísimamente cliché en un viaje interesante y que, sobre todo, se hace muy disfrutable.

Ese sistema de combate en base a cartas hace brillar todo el concepto, aprovechando los pequeños mazos para jugar mucho con nuestras posibilidades estratégicas sin que nos resulte molesto modificar el mazo, usando el sistema de fases de la batalla para poder aprovechar muchas opciones estratégicas diferenciadas. Es, sin duda, un título ideal para los que busquen un RPG de combate con cartas simple y divertido que jugar en cortos periodos. Una propuesta alternativa a la mayor complejidad que ofrece Slay the Spire también en la consola de Nintendo.

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