Diseño de bom Yeon
Es fácil que entre los aficionados al RPG acabe surgiendo esta cuestión: ¿cuál es tu clase favorita? Al fin y al cabo, el propio concepto ofrece la idea de interpretar diferentes roles conforme jugamos, por lo que siempre ha contado con un abanico de opciones muy amplio, definido por un sistema de clases más o menos extenso dependiendo del juego. Seguramente, la mayoría habremos jugado ya con varias opciones y puede que tengamos algunos roles en los que nos consideremos poco aptos, bien porque no sepamos lidiar bien con el combate a corta distancia, no sepamos manejar nuestras reservas de maná o munición, nos cueste interpretar las condiciones de batalla para saber cómo, cuándo y a quién lanzar un hechizo curativo... Porque, claro, es diferente manejar a todo un grupo donde nuestras debilidades se puedan compensar con otras fortalezas a tener que afrontar un rol concreto de forma exclusiva, teniendo que ayudar a otros jugadores ofreciendo lo máximo de lo que ofrece nuestra clase.
Es ahí donde realmente podemos empezar a plantearnos cuál es la clase que más nos gusta jugar y, curiosamente, puede darse el caso que nuestro ideal de la misma diste mucho de lo que realmente se plantea en términos jugables. Porque, al fin y al cabo, estamos encorsetados al marco de los diferentes videojuegos y no es posible seguir los ideales soñados de ciertos roles dentro de tramas marcadas.
Por ejemplo,
mi clase favorita, desde el punto de vista ideal, ha sido tradicionalmente el Bardo. Y realmente, no hay ninguna razón lógica que lo justifique, ya que nunca he jugado a un personaje de ese rol con el que me sintiese realmente realizado. Puede ser por esa tendencia de los juglares de cuando estudiaba en el instituto y teníamos obras como el Cantar del Mio Cid y hablábamos del Mester de juglaría,
puede que tuviese ese ideal de la leyenda que un RPG como The Bard's Tale... que siendo sinceros y, con el paso del tiempo, puede que brillase más por su apartado técnico que por una buena caracterización del bardo o innovaciones jugables. Realmente no lo sé, pero la primera vez que se me ofreció una variante completa de clases a elegir para mi personaje desde el primer momento (y no formar a un grupo o contar con más opciones conforme avanzamos en la trama, como podría ocurrir en los
Final Fantasy)
acabé escogiendo a un Bardo en Baldur's Gate.
Para los que no estén muy puestos en la base de Dragones y Mazmorras que también usa esa serie, el Bardo es una clase... difícil de definir. Al fin y al cabo, no es un combatiente a costa distancia; puede lanzar hechizos, pero a menor nivel que un mago; es capaz de robar, pero sin la variedad de opciones de un Ladrón... es decir, es un poco de todo, pero en ningún caso cubre por completo el rol de ninguna de las ramas que toca. Eso sí, también posee la cualidad única de tocar su instrumento, ofreciendo con sus canciones efectos de refuerzo que son diferentes -y a veces mucho más poderosos, sobre todo porque no consumen usos- que las que podríamos encontrar en cualquier otra clase. Es decir, es lo que en juegos actuales podríamos definir como "un buffer", personajes útiles simplemente por la mejora que ofrecen a sus aliados en batalla más que por su propia capacidad de combate o supervivencia.
Claro, cuando explicamos el típico triángulo de clases necesarias en cualquier grupo de un RPG, este concepto es más difícil de encajar: nos hace falta siempre un Guerrero o personaje a corta distancia capaz de causar un elevado daño físico y/o aguantar golpes, protegiendo a sus aliados. Es vital contar con un Sanador, que mantenga a los personajes con vida ante la avalancha de combates y daño que afrontaremos. Y nos hará falta a un personaje que pueda combatir a distancia y preferiblemente lance hechizos, tanto por la variedad de soluciones que estos ofrecen como por su capacidad para dañar en área, atacar debilidades o causar daño a otros enemigos que puedan tener resistencia al daño físico. El resto es accesorio, salvo que estemos en un juego donde sea necesario detectar y desactivar trampas o abrir cerraduras, donde el Ladrón -o cualquier equivalente en su universo, como podrían ser los piratas informáticos o Decker, en Shadowrun o Cyberpunk 2077- son necesarios.
Kvothe, protagonista de la... eventual trilogía del Asesino de Reyes, dibujado por Dream-of-This
Pero, aún así, la idea de un intérprete (músico, cantante y/o bailarín) en una historia ideal dista de un simple "acompañante de un grupo que toca para reforzar sus características en batalla". Al fin y al cabo, los bardos suelen ir de pueblo en pueblo para aprender nuevas historias y contar las suyas. Se ganan el sustento a través de sus interpretaciones en tabernas (donde se podrían quedar como "bardo residente") o plazas, quizás recurriendo al ladrocinio si les hace falta o encuentra alguien desagradable o ricachón que no les premia, que puede usar magia para aderezar sus actuaciones... son intérpretes errantes, que pueden acompañar a un grupo de guerreros fornidos para no sufrir ataques en sus viajes y seguir aprendiendo nuevas historias, pero en la mayoría de RPGs que jugamos parecen más personajes dispuestos a ser los héroes de su propio canto, encantados con completar multitud de tareas mundanas o peligrosas en lugar de tener ese toque de libertad y creatividad que se podría asociar más a estos personajes.
Recuerdo que en
Baldur's Gate guardaba multitud de libros en el inventario de mi personaje Bardo pensando que todo el conocimiento de otras historias le serviría, algo que
evidentemente no estaba implementado de esta forma en el título. No obstante, sí que es cierto que en el juego existía una característica secundaria llamada "Conocimiento" que servía principalmente para ahorrarte el uso de dinero, pergaminos o conjuros para identificar objetos mágicos.
Mi Bardo sólo debía ver una espada para entender que se trataba del mandoble parlante Lilarcor y compartir toda su historia, lo cual ahorraba tiempo y dinero en muchas circunstancias. También poseía un Carisma elevado, pero ese aspecto tenía un peso muy modesto, simplemente ahorrando algo de dinero en tiendas, evitando conflictos en el grupo y permitiendo ciertas opciones de diálogo diferentes. En títulos donde existen habilidades de conversación (Amenaza, Interpretación, Engaño, Persuasión...) el Carisma sí era más relevante y
hace a los bardos interesantes como un concepto que me gusta llamar "Personaje de Conversaciones": prácticamente inútiles en combate, pero que pueden evitar muchos conflictos sólo con el uso de la palabra. Y esto es interesante, ya que
ciertamente en los RPGs matamos demasiado, cuando buena parte de las aventuras de un juego de rol en papel y lápiz
tiene más partes de conversación y preparación que combates en sí.
Sin embargo,
parte de esa idea también podría ser tomada por el Ladrón o Pícaro, mucho más hábil en combate y con más recursos para protegerse porque no tiene que dividir sus características hacia una variante de hechicero de poca monta que nos puede ayudar puntualmente y poco más. De hecho, es más sencillo encontrar hoy en día a
los bardos convertidos puramente en buffers que también pueden combatir aunque en menor capacidad que otras clases especializadas en batalla. Nadie va a especializar tanto a esta clase para darle esas características de "forma de vida" tan alejadas de las tramas que solemos vivir en un RPG, tomando referencia a cómo fueron de verdad los bardos en tiempos pasados, que
con el tiempo evolucionaron a multitud de profesiones del entretenimiento actuales. Al final, mi ideal de clase favorita se tuvo que doblar hacia una más centrada en la obtención de recursos (Ladrón) o especializada en conversación, ya que tocar de fondo y atacar a veces, mientras que otros son los que están combatiendo más en serio
, no es precisamente lo que yo buscaba cuando elegí ser Bardo en su día.
A pesar de ello, siempre que el título me ofrece la opción acabo probando cómo han adaptado al Bardo en su concepto, en muchos casos teniendo que reiniciar la partida al poco, jugando con otra clase que resulte más práctica para lo que solemos vivir en estos juegos, donde básicamente acabaremos por combatir con "un peso muerto" que sólo apoya y brilla en conversaciones. Es demasiado complicado adaptar el ideal del Bardo como ideología del juglar itinerante como parte del grupo protagonista en una aventura donde, normalmente, acabaremos por salvar a la región o el mismo mundo. Y, sí, soy consciente de que hay bastantes bardos interesantes en multitud de RPGs, pero en casi todos los casos se acaban cumpliendo estos aspectos explicados y simplemente tenemos a un combatiente más -normalmente inferior- que usa la música para ayudar. Y aunque yo me suelo considerar como un personaje de apoyo en muchos conceptos de mi vida y en diferentes RPGs, al final acabo por adoptar otro rol en estos juegos sólo porque me resulten más prácticos. Porque si jugar tu clase favorita implica que no te diviertas tanto, quizás hay un problema ahí.
¿Cuáles son vuestras clases preferidas en un RPG? ¿La habéis encontrado bien representada dentro de vuestro ideal de la misma? ¿En algún caso os habéis visto obligados a jugar otra cosa simplemente porque no os gustaba cómo se jugaba en determinados juego?
pues a mi clase favorita son siempre los caballeros y las variantes de estos por que a mi soy esos jugadores que les gusta a ir asaco y los caballeros al tener una defensa muy buena siendo considerados tanques en algunos juegos pues me da un poco de libertad, si ese caballero tiene mucha defensa y poco daño cosa que yo suelo buscar si la ahí una forma de subirle el daño por debuffos o con habilidades o equipamiento, yo que estoy jugando tactics ogre tengo a un caballero que lo tengo super cheto para el momento de la historia donde estoy además aquí puede usar magia y le puse hechizos de curación para poderlo hacer mas duradero en la batalla
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