Buenas a tod@s y bienvenid@s a un nuevo capítulo del Experiencias roleras de The Banner Saga. Si os perdisteis el primer capítulo y queréis saber de qué va la historia, podéis visitar el capítulo anterior para conocer los entresijos del juego y sus primeros tutoriales.
En este nuevo capítulo, la historia da un salto de muchos kilómetros y nos lleva a la costa este del continente al pequeño poblado de Skogr, con nuevos personajes que también descubren que el Sol detenido en el cielo es algo más que una casualidad y de verdad auguraba "el fin del mundo", con los peligrosos dredges dispuestos a asolar todo el mundo. ¿Cómo estará afectando esto a poblados más pequeños? Lo veremos en este nuevo capítulo con su nuevo protagonista: Rook.
Evidentemente, tirarle flechas a un Dredge no funciona muy bien y esta nueva pareja acaba de descubrirlo.
El combate es, básicamente, un tutorial del arquero, así que tampoco hay mucho que contar.
ALETTE
-Eso era... ¿Un dredge?
(Alette parece calmada, pero se puede notar que el corazón está a punto del saltarle del pecho)
ROOK
-Lo era. Déjame ver... ¿Estás herida?
-No. Estoy... Estaré bien.
(Al atacarnos los dredges, nuestro carro volcó y la comida que llevábamos al pueblo está por todo el suelo. Se pueden ver más figuras oscuras entre los árboles....)
-Toda esa comida... Era la última que íbamos a recolectar antes del invierno. ¿Qué... Qué hacemos?
-Espera, déjame pensar.
¡Iver!
¿Ya de vuelta, cazador? Me pensaba que llegabas mañana.
Dredge. ¡Por todos los lados!
¿Dredge? ¿Cómo han podido pasar por Greyhorn?
Deben haber arrasado el fuerte.
(Los luchadores dejan de entrenar y se arremolinan ante nosotros)
¡Maldita sea! Pronto estarán aquí, si es que no han llegado ya.
Unos gritos acaban la conversación. Sí, están ya en el poblado. Hay gente huyendo al salón principal, así que Iver le da órdenes al chico más prometedor del grupo de guerreros.
Egil, lleva a Alette al Gran Salón, dile al jefe de guerra lo que está pasando. El resto, ¡reunid toda la gente que podáis!
¡Vamos, Alette!
No, espera, quiero ayudar...
Ve con Egil, Alette. (No parece contenta, pero se marcha sin protestar)
Dioses, Rooks, no empieces a decirles que sé lo que estoy haciendo.
Sé que ha sido una jugarreta, pero se la han tragado. ¿Cuál es el plan?
Aguantar hasta que todos se hayan puesto a salvo, entonces ya pensaremos algo.
Más gritos en una casa en la colina cercana nos avisan de que estamos perdiendo tiempo, tenemos que ir.
El combate supone luchar en inferioridad numérica, pero aprovechando la distancia y la pasiva de Iver, que hace perder 1 punto de armadura a los que le atacan, pudimos hacernos con la vitoria. El fallo del dredge gigantón al usar su mejor habilidad y no poder empujar a Iver a la vez que le quitaba muchos puntos de armadura (Eso se lo hizo a su propio compañero) fue el punto definitivo para la vitoria.
Mejor no discutir, si queda alguien con vida que no haya llegado ya al Gran Salón, Iver lo encontrará. No serviría de nada seguir luchando contra hordas y hordas de dredge.
Vamos a gastar los puntos de Renombre (5 en cada uno) para subirles de nivel. A Iver le subo la fuerza y a Rook la capacidad para destrozar armaduras. Espero que sea buena idea.
¿Encontraste a alguien?
Unos cuantos. Les he mandado a dentro. Dios, esto pinta mal. Me falta práctica, Rook.
Mira. Desde que te conozco, siempre has sido muy celoso en tu forma de hablar de los dredge. Creo que este es el momento de que empieces a contármelo todo.
Puedo decirte que muy raramente paran para descansar. Contra más pronto nos vayamos, mejor. Nos seguirán hasta que tengamos que dejar descansar a nuestras mujeres y niños, entonces atacarán. Incluso cuando nos hayan aniquilado, seguirán viniendo, aplastando los cuerpos a su paso. No hay final para ellos.
... ¿Cómo sobrevivió la gente a la Gran Guerra?
Pregunta a los bordadores. Yo no estuve ahí.
Pero sé que has luchado con muchos.
Sí, he matado a tantos slag que me darían para toda la vida.
Por eso nos vas a salvar hoy.
No me cargues con eso. Vamos, entremos.
¡Rook! Gracias a los dioses que lo lograste.
El Gran Salón está lleno de docenas de familias aterrorizadas.
No dejes de preocuparte, todavía.
Y no dejo. ¿Qué demonios está pasando? ¿Dredge caminando por aquí y destruyendo nuestras casas?
La mujer del Jefe de Guerra se acerca a nosotros.
Deben saber que estamos aquí. ¿Por qué no han atacado?
No lo sé y no espero que dure.
He tomado algunas decisiones. Pero me gustaría que fueseis claros: ¿Qué haríais vosotros en mi lugar?
Yo ya me hubiera ido. Están detrás de las puertas.
No es algo tan fácil de hacer. ¿Rook?
Estoy con Iver en esta decisión.
Imaginaba que eso de luchar y "salvar el poblado", pero... No tiene sentido. Iver tiene razón, por supuesto. No podemos esperar a ser aniquilados.
¿Dónde vamos? Si los dredge vienen por el norte...
Frostvellr, al oeste. Está cerca y tiene murallas. Me gustaría que saliésemos de Skogr a la vez, sin que nadie se quede atrás.
Yo no haría eso. Si nos siguen, se acabó.
¿Qué sugieres?
Dejadme crear una distracción, entonces marcharos. Nos encontraremos camino de Frostvellr.
¿Y si quemamos al pueblo al marcharnos?
Eso sí que no lo permitiré. Volveremos aquí algún día, esté yo vivo para verlo o no.
¿Y los suministros? ¿Vamos a dejarlos también?
Si no nos queda más remedio... Dejaremos atrás todos los suministros salvo los que tú acabas de traer, Rook. Eso sí, Frostvellr está a casi una semana de distancia. No estoy seguro de que tengamos suficiente comida.
Estará muy justo, tendremos que racionarla.
Si vamos con carros cargados, será casi imposible superar en velocidad a los dredge.
Y si nos quedamos sin comida antes de llegar a Frostvellr, no importará cuántos escapemos.
Todavía sigo diciendo que me dejéis contra los dredge.
No nos podemos permitir dejar la comida atrás.
Morir luchando o morir de hambre en el camino. Prefiero luchar. Estoy de acuerdo con Rook.
Entonces voy con vosotros.
Eso me pilla de sorpresa. El jefe de guerra se rasca la barbilla, pero no protesta. Por el entrenamiento que le ha dado a Alette, no me quedan dudas de que puede manejar un arco.
De acuerdo, le voy a decir a los pueblerinos que se preparen. Coge a algunos luchadores y recolecta toda la comida que puedas. Avisa cuando estés preparado.
Salimos a la plaza central y ya podemos ver dredge en todos los lados. El almacén no está lejos. Me meto dentro y empiezo a cargar carretas mientras Iver y la media docena de hombres que han venido con nosotros hace lo mismo.
Cuando hemos cargado todo lo que nos hemos atrevido, Iver toma posiciones frente al Gran Salón. Los dredge ya se han dado cuenta y están cerca. "Vamos" murmura y la gente empieza a salir del Salón.
Casi inmediatamente, las cosas empiezan a salir mal. Algunos dredge van a por los yox que tiran de las carretas de suministros, mientras que otros atacan una carreta de pollos. Los hombres aterrorizados cogen hachas y los dredge responden igualmente. No lejos de ti, puedes ver a Iver levantando su escudo, maldiciendo. ¡Te preparas para un combate!
Como podéis ver, en este combate somos muchos más luchadores y también tenemos más enemigos:
El objetivo era reducir rápido las fuerzas enemigas y, luego, usar la tremenda fuerza de Iver para ir debilitando a los dredge. Los enemigos con poca vitalidad causan mucho menos daño, así que nos salió bien la estrategia.
Entre el caos que se crea después de la batalla, puedes ver por el rabillo del ojo a algunos de los guardas de la ciudad luchando desesperamente contra los dredge y lo que podría ser el Jefe de Guerra entre ellos.
A tu izquierda, Iver está sobre un gran coloso. Detrás suyo, un anciano se arrastra hasta sus pies. Parece que todo los pueblerinos se están dispersando. Si nadie hace nada, podrían caer uno por uno.
Cerca, un yox bala desesperado mientras que un dredge agarra el carro que sujeta. Otro carro lleno ha sido derribado y abandonado. Podrías terminar perdiendo más suministros que con los que empezaste.
Hay que intentar que todo el mundo se concentre.
"¡De acuerdo!", gritas, dando órdenes mientras pasas por la gente. Los guardias deberán defenderse ellos solos o no habrá nadie para proteger. Milagrosamente, nos encontramos lejos de las batallas.
Iver aparece por los árboles, ensangrentado pero respirando. Jurarías que casi pudiste ver una sonrisa en su cara. Oddleif no tiene tanta suerte.
Ella lucha para aguantar el cuerpo del jefe de guerra en sus brazos, con la cara blanca. No hay guardas que la ayuden. Los llevas a la caravana y cubres el cuerpo con una tela. La muerte el jefe de guerra de golpea como un puñetazo en el estómago. Solo por la insistencia de Iver la caravana avanza hacia Frostvellr. Las manos de Alette suenan al chocar con las tuyas.
No sabíamos su nombre, de dónde sacó ese tatuaje ni cómo logró esa esposa, pero se le echará de menos.
Perder al jefe de guerra ha sido terrible para la moral de la caravana.
Al parar para retomar el aliento, miras hacia atrás para ser que la caravana se ha alargado más allá de lo que sería seguro. Están tan alejados que no puedes ver el final de la línea.
"Tenemos que unirlos", dice Iver. "sería peligroso parar antes de llevar a la piedra de los dioses. El camino debería estar justo enfrente."
Te acercas al final de la caravana y te pones un niño pequeño sobre los hombros. "¡Luchad por cada paso! ¡Recordad a los que no lo han logrado y avanzad más rápido!" Los pueblerinos pueden notar tu esfuerzo y te siguen, esforzándose un poco más.
¡Yay!
Piedra de los dioses, nuestro primer descanso.
Suficiente por hoy, parece.
Tras un día terrible, los hombres y mujeres dejan sus escasas posesiones cerca de la roca de Hridvaldyr.
¿Qué estamos haciendo? Dejamos nuestras casas solo porque, de repente, habían dredges.
Probablemente no me deberías pedir a mi consejos.
Mira a esa gente, alguien debe de consolarles.
Ese eres tú, Rook.
Pero tú eres el mata-dredges por aquí.
Si, un varl. Quieren escuchar a alguien que se parece a ellos.
¿Y Oddleif?
Déjala a ella, si es más fácil para ti.
¿Qué se supone que debo hacer, de todas formas?
¿Mentir? ¿Decir que todo va a salir bien? Dioses, Rook, no lo sé. Haz como que sabes lo que haces. Eso es lo que hacemos los demás.
Gracias por el consejo.
Entonces haz lo que quieras. Deja que se defiendan solos si puedes vivir con eso. Vosotros los humanos sois absurdos, Rook. Furiosos cuando no tenéis el control y aterrorizados cuando lo tenéis. Recomponte.
Tienes razón.
Piensa en como me siento. Cuidando a un montón de debiluchos.
Te importan, eso se te nota.
Bah, los humanos sois una plaga en este mundo peor que la de los dredge, por lo que puedo contar.
Por charlas como esta nos llevamos tan bien, Iver.
Tras dormir mal por los acontecimientos y el maldito Sol estable en el cielo, me despierto con curiosidad por la roca del dios Hridvaldyr. El dios de la caza.... Me pregunto qué pensará con ver a su bosque lleno de dredges.
Una chica viene desde una caravana y me ofrece un colgante por haber salvado a su madre en el pueblo. Tras despertar a Alette, que parecía sufrir una pesadilla, damos marcha de nuevo a la caravana.
Es un objeto bastante útil.
Hum... Un grupo de gente armada que pide unirse a nosotros a cambio de indicarnos dónde podemos cazar... ¿Será una trampa? Seamos cuidadosos y, al final, confiemos en ellos.
Parece que sí que eran buena gente:
El típico borracho que la lía... Que se disculpe en público y sigamos.
Por fortuna, nos cruzamos con un poblado de camino a Frostvellr. Tras indicarles lo que pasa con los dredge, discuten entre ellos mientras que nuestra caravana se parpara para acampar cerca.
Vamos a subirle la fuerza a Egil y a Alette.
15% es un buen porcentaje para evitar un ataque. Si salta, será un gran éxito.
Tras hablar un rato con Egil, que me habla un poco de su particular escudo, de sus padres fallecidos, del respeto que siente por Iver y de que quizás sienta algo por Alette, me voy a dormir.
Todavía nos quedan unos días de viaje, así que compro más suministros en la tienda del pueblo a cambio de parte de nuestro Renombre, que vale también como moneda:
Parece que este par de hermanos gemelos, Hogun y Mogun se quieren unir a nuestra caravana con sus familiares y amigos. El problema es que el jefe del pueblo no está de acuerdo:
Estos bastardos no hablan por nosotros, están intentando dividir al pueblo desde que llegasteis.
Sinceramente, no sé qué hacer en esta situación. Entiendo que esta gente se quiera marchar, pero no vería justo usar la fuerza de nuestro poblado para apoyarles en esta decisión ayudándolos a atacar a sus propios vecinos. Prefiero mantenerme al margen y ver como los dos hermanos acaban ganando su batalla y se unen a nuestra caravana incluso aunque nunca les dije que les dejábamos. En fin...
+84 miembros más. +11 luchadores. +5 Renombre. +15 Suministros.
En el amino, Oddleif nos ofrece a Alette y a mi el estandarte el pueblo, en el que están bordadas las historia de todas sus familias. Alette me pregunta si soy el Jefe de Guerra ahora y solo puedo contestar que parece que así es. Tras un momento de silencio, mi hija me muestra la parte de nuestra familia, muy pequeña todavía pero muy adornada por los bordados que aprendió de Olette. Está claro que echa de menos a su madre, casi tanto como yo, pero algo que dice me aterroriza: "En parte me alegro que no esté aquí, sufriendo todo esto". Me pregunta también el porqué no detuve a esos hombres, matándose en las puertas del poblado y le contesto que era una decisión que no me correspondía a mi. Parece que lo comprende o, al menos, que se imagina lo duro que es tener que tomar estas decisiones. Me dice que lo estoy haciendo bien y, la verdad, esto me tranquiliza más que cualquier otra cosa.
También puedo hablar un rato con Oddleif en nuestra siguiente acampada. Es una mujer fuerte, aunque me confiese que no sabe lo que significa. Está claro que hubiera podido dirigir al pueblo, pero sabe que ser una mujer no es algo que todos hubieran aceptado. También me cuenta que el Jefe de Guerra fue quien le dijo que me diera el estandarte si algo le pasaba. Se ve que me tenía mucha estima...
De vuelta al camino, un grupo de luchadores me pregunta si pueden marcharse a avisar a unos cuantos conocidos de estas zonas. No solo les dejo, sino que, además, les doy suministros extra para que no tengan problemas en volver.
-8 Luchadores -3 Suministros +10 Renombre
Ya cerca de nuestro destino, Rafnsvartr, el borracho del pueblo, sigue creando problemas. Doy orden de que sólo pueda beber agua de ahora en adelante, pero justo a las puertas de Forstvellr, nos avisa de que ha visto dredge en las cercanías y decido creerle (Ya se sabe lo que se dice de los niños y los borrachos) pero resultó ser una nueva mentira. Que desapareciera tras hacernos pasar una noche tan mala, vigilando por si de verdad tenía razón, solo sirvió para que el pueblo se tranquilizara, aunque afectó negativamente a neustra moral.
Pero las cosas no parecen que se arreglen en esta ciudad. Las puertas de Frostvellr están cerradas a cal y canto y hay gente de todos los pueblos de los alrededores acampadas esperando poder entrar. Por lo que nos cuentan, el Jefe de Guerra de la ciudad se ha encerrado en su Gran Salón, dejando como última orden que se cerraran las puertas.
Evidentemente, quedarnos fuera supondría esperar a la muerte cuando los dredge llegaran, así que está claro que tenemos que hacer algo para poder entrar. Me acerco a la puerta:
Desde ahí, quedaba claro que solo había dos opciones para entrar: Que Iver la abriera por la fuerza, lo que supondría enfrentarnos a una lluvia de flechas y a la posible rotura de la puerta, lo que sería el fin para todos o bien seguir el consejo de Egil, que descubre un camino estrecho por las alcantarillas de la ciudad. A pesar de que Iver no puede pasar por ahí, prefiero tomar ese camino:
El combate, como se puede ver, es durísimo: Nos superan en número y son bastante fuertes. Al final, dividiendo logramos vencer, pero Alette queda herida tras la batalla.
Este hombre con cara de loco, se sorprende por nuestro coraje y porque tengamos a un gigante junto a nosotros. Tras distraernos, cierra la puerta que habíamos abierto y nos ofrece un pacto que no nos queda más remedio que aceptar: Acabar con el Jefe de Guerra que parece haber perdido la cordura y tomar el control de la ciudad.
Con esto acaba el segundo capítulo y, como habéis podido ver, he optado por grabar los combates por si os apetece ver cómo se juega a esto. No soy perfecto, ni mucho menos, pero creo que eso también resulta interesante. También he optado por un doble sistema de relatar los hechos: Al principio he optado por ser literal con cada conversación y, luego, he preferido la opción de hacerlo todo en plan diario, lo que necesita muchas menos imágenes y no es TAN descriptivo.
¿Os han parecido bien los vídeos? ¿Qué sistema preferís para que cuenta la historia del juego? Lo que me digáis será lo que haga de ahora en adelante en este Experiencias roleras de The Banner Saga. ;)
Prefiero el segundo método, y los vídeos son entretenidos, solo te falta comentarlos XD
ResponderEliminarLo de comentar los vídeos va a ser complicado a corto plazo, ya que tengo un catarro brutal y compagino ronquera con una tos contínua que me pone de los nervios. xD Y lo del otro sistema, la verdad es que para mi también es ma´s fácil, además de que no sobrecarga tanto la página con imágenes, que siempre es un punto extra. Muchas gracias. ;)
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