15 de febrero de 2019

[Análisis] Kingdom Hearts III

Hace tiempo que miramos las estrellas, pensando en cada historia detrás de ellas, en cada mundo que representan. Nuestro viaje empezaba con la desaparición de una de ellas, la oscuridad crecía y nuestros amigos habían desaparecido. En una ciudad extraña y acompañados de un orgulloso mago, un bobalicón capitán y un arma legendaria, iniciábamos una odisea para derrotar al mal. Este fue el planteamiento original de la colaboración entre Disney y Square Enix, donde muchas compañías tendrían pavor a meterse por la responsabilidad de lograr un producto que sea original, de calidad y además respetuoso a las obras originales.

Con una andadura que comenzó en el año 2002, esta saga ha sido ejemplo del caos argumental surgido de un planteamiento original en forma de entrega cerrada con una pequeña rendija para poder seguir desde ahí. Kingdom Hearts: Chains of Memories (GBA, 2004) surgió como una excusa para justificar la clásica pérdida de habilidades del protagonista en una secuela, llevada a la portátil de Nintendo por presión de su propia compañía que quería acercar la saga a un público más joven. El resultado nos dejaba a Kingdom Hearts II (PS2, 2005/06) con un comienzo que no entenderían los que no habían jugado a un título en Game Boy Advance y desde ahí la situación se volvió todavía más confusa.

Readaptaciones, entregas para móviles, portátiles de Nintendo y Sony... los jugadores se han ido moviendo en el limitado marco histórico de la serie con multitud de títulos accesorios, explorando el origen de los acontecimientos, aspectos intermedios o incluso acercándonos a esta tercera entrega que, por fin, más de diez años más tarde, cierra una etapa con esta tercera entrega.


Fruto de la cantidad de títulos lanzados en este periodo para anticipar la llegada de este juego, Kingdom Hearts III empieza justo donde terminaba A fragmentary Passage del recopilatorio 2.8 HD Final Chapter Prologue, aunque conociendo el final de Dream Drop Distance la pequeña historia que se cuenta en este capítulo puede no resultar tan importante. De todos los juegos intermedios de la saga, Birth By Sleep resulta el principal en términos argumentales para poder saltar a este título. Una vez en este punto, recordamos que Sora perdía muchos de sus poderes en el final del anterior juego debido a las acciones de Xehanort y sus trece sombras. El Maestro Yensid prioriza el recuperar sus fuerzas, antes de seguir su camino en la búsqueda de los otros custodios de la luz para enfrentarse al villano, así que ponemos rumbo al mundo donde un héroe perdió sus poderes y logró volver a recuperarlos: el de Hércules. Por otro lado, Riku y Mickey ponen rumbo al Reino de la Oscuridad para rescatar a Aqua.

Lo primero que podemos notar cuando empezamos nuestro periplo es que los nuevos mundos de Disney/Pixar intentan centrarse mucho más en la historia original de Kingdom Hearts que en sus respectivas películas, dándole más peso argumental al camino de Sora que a resumir la historia de las mismas. También resulta una obra mucho más ordenada en su recorrido y consciente de dónde reside el interés de los jugadores, de forma que hasta los personajes de cada mundo parecen comprender que nuestros protagonistas están de paso hacia algo más importante.

Sin embargo, esta idea inicial es descartada posteriormente de forma incomprensible, ya que entre medias y después de completar cada mundo, tenemos que ver escenas cinemáticas relativamente extensas en las que se explica lo que ocurre con los personajes de otros territorios en lugar de seguir con la historia de Sora. Este método sirve para darle algo más de riqueza y variedad al guión, pero hace que la historia resulte menos fluida. Otro problema evidente es el razonamiento detrás del viaje por los distintos mundos en esta tercera entrega, ya que esta vez no queremos rescatar a nuestros amigos o frustrar los planes de nuestros enemigos: simplemente estaremos de paso y algunos enemigos intentarán entorpecer nuestro avance.

Al final, resulta un tanto irregular como cierre argumental: sobreentiende que los jugadores han seguido toda la trama hasta el momento y se agradece el esfuerzo en cerrar las subtramas, pero más se hubiera agradecido no dejar posibles cabos sueltos para futuras entregas. Resulta evidente que saben lo valiosa que es la serie como para querer cerrarla del todo, pero aprovechar esta trama para plantear posibles arcos argumentales futuros no parece que resulte lo más acertado, ya que no acaba de completar esa sensación de cierre que parecía seguir en parte del desarrollo.

Si hay algo que han podido hacer con gusto en el camino hacia esta tercera entrega es experimentar con el sistema de combate, lo que ha permitido pulir aspectos hasta llegar a este juego. Así pues, en Kingdom Hearts III no se ha buscado originalidad, sino lograr que el título resulte divertido. Y a fe que lo han conseguido. El resultado es una mezcla entre el modo ágil de Dream Drop Distance, los límites de Kingdom Hearts II, el Tiro Certero de Birth by Sleep o las clásicas habilidades de invocación y magia del primero, a las que se les unen las dos buenas incorporaciones de esta tercera entrega: la transformación de llaves espada y las atracciones.

La transformación de las llaves espada implica la reducción de la variedad de armas en el juego, pero el sistema gana el fluidez haciendo que cada una cuente con dos niveles de transformación, de lo más variopintos y divertidos, acentuando la sensación de que cambian nuestra forma de combatir, algo que no veíamos en otras entregas. Además, el nuevo sistema permite que podamos llevar hasta tres armas distintas entre las que podemos variar rápidamente, lo que intensifica y da mucha mayor libertad a nuestra capacidad para realizar combinaciones de ataques contra los enemigos, resultando un gran acierto.

En cuanto a las Atracciones, podríamos describirlas como un límite conjunto muy potente, donde seremos inmunes a los ataques de los enemigos y el daño que causamos es totalmente desorbitado. Da la sensación de que es un elemento muy mal calibrado que se centra más en la espectacularidad (son hermosas) que en intentar fluir dentro del sistema, hasta el punto que es fácil acabar por no usarlas para tratar que el combate tenga algo de emoción o para no perder demasiado tiempo, si bien sus animaciones se pueden cancelar.

Si nos centramos en la magia, la variedad de conjuros se ha diversificado y ha ganado más usos, lo que hace que resulten más efectivos. Además de reflejar mejor las debilidades elementales de cada enemigo, podremos usar hechizos para desestabilizar o romper movimientos de los mismos (por ejemplo, es posible recurrir a Aqua para evitar que las Sombras y Neosombras se escabullan), por lo que la versatilidad del juego gana muchísimo y, aunque sigue siendo sencillo vencer simplemente dando espadazos, ahora la magia sí parece más sólida.

También hay más y mejores opciones en la Orfebrería o la Forja, que nos permitirán mejorar los parámetros y habilidades de nuestras armas, de forma que todas mantengan un mayor equilibrio y no resulten descartadas cuando logramos la siguiente llave espada con más potencia. Vuelve la nave Gumi con su mejor versión hasta la fecha, donde podremos olvidar esas misiones en pasillos o disparar sobre raíles. En esta entrega nos movemos con total libertad por el cosmos, plagado de asteroides, recompensas y con algunas misiones de enemigos por aquí y allá que no se activarán hasta que nos acerquemos. Algunas de ellas son obligatorias, así que no te sabrá mal dar una vuelta para hacerte con nuevos y mejores planos de combate. Eso sí, la mayoría de su contenido es completamente opcional.

Todo se completa con la sensación de que estamos antes el título de la serie con mayor cantidad de minijuegos. Prácticamente cada mundo tiene su propia variante exclusiva, con situaciones tan diversas como un descenso en escudo por una ciudad o algo parecido al Candy Crush estilo Winnie the Pooh, coleccionables ocultos por los grandes mundos... ¡Hasta podremos recopilar ingredientes para cocinar alimentos que nos mejoran nuestras características! No nos faltarán tareas que realizar.

A pesar de todo ello, Kingdom Hearts III es un título que se puede completar en menos de treinta horas, que se pueden duplicar si queremos explorar cada uno de los múltiples elementos que oculta el juego. Lamentablemente, la dificultad no está a la altura. La mayoría de entregas de la saga no se pueden considerar como un ejemplo de complejidad, pero aquí incluso en el modo "Experto" sentiremos que Sora es excesivamente poderoso y, a poco que nos detengamos en alguna zona derrotando enemigos, los posibles picos de dificultad que existían en otras entregas aquí no están presentes. Que exista la habilidad "Cero EXP" deja muy claro que el propio equipo de desarrollo era muy consciente de que los diferentes niveles de dificultad se quedaban cortos.

Kingdom Hearts III es un regalo visual. Tiene los mundos más grandes y vistosos de toda la saga, eliminando las clásicas áreas conectadas por puertas para ofrecer un entorno amplio sin puntos de carga. Las ciudades están plagadas de personas (en su mayoría sólo conversando entre ellas) y la sensación de que estamos moviéndonos por entornos vivos está muy presente.

El uso del Unreal Engine 4 se deja notar en todos los personajes, que  nos muestran un renovado aspecto realmente brillante, con mención especial para los mundos de Pixar. Lo que resulta todavía más sorprendente es que los enemigos también han sido muy favorecidos, adaptándose perfectamente a cada entorno y ofreciendo unos diseños que son de los más vistosos de toda la saga. Que no hayan cambiado su vestuario ciertos personajes es de lo poco que se podría criticar en cuestiones de diseño.

Para el apartado sonoro el juego vuelve a ponerse a la orden de la gran compositora Yoko Shimomura, quien nos trae los arreglos finales para algunas de las canciones míticas de la saga, centrándose más en "ascender" temas clásicos de la serie que en ofrecer nuevas composiciones. Todos los mundos Disney vuelven a su modus operandi de canción de mundo-canción de batalla hasta que llegamos al jefe de turno, con la canción típica de jefe. Podemos escuchar hasta tres versiones diferentes de "The Other Promise", la canción insignia de Birth By Sleep, lo cual ensombrece un poco el buen trabajo en los nuevos temas originales: es tanto un homenaje musical a la saga como una composición propia.

Kingdom Hearts III es, sin duda, el juego más divertido de la serie. Su sistema de combate es variado y entretenido, podemos explorar amplios mundos repletos de minijuegos y coleccionables de un nivel artístico brillante... pero da la sensación de que hemos esperado mucho para un título que no ha acabado de pulir determinados detalles.

La dificultad es muy baja incluso en su nivel más alto y hay elementos como las Atracciones que descompensan enormemente el juego. Comparado a otros títulos de la saga, da la sensación de que resulta mucho más corto y sólo la gran cantidad de escenas (que rompen un poco el ritmo, como ya comentamos) alargan su duración. Su apartado musical no ensombrece el hecho de que las nuevas composiciones sean memorables, aunque también hay mucho tema recurrente... y luego está el capítulo argumental.

Es muy raro esperar durante tanto tiempo el gran cierre de una historia y quedar con esta sensación de parcial insatisfacción. Quizás sean las perspectivas creadas imposibles de superar, como comentamos que le iba a ocurrir a Final Fantasy XV, pero los esfuerzos por dejar un espacio más claro para futuras entregas han convertido este título en un "juego de paso" en lugar del punto final a una historia. Si a eso le unimos que muchas subtramas creadas se cierran de forma un tanto acelerada en el último tercio del juego, parece que había tanto esfuerzo por cerrar unos temas como para abrir otros.

Al final, completamos el juego con un futuro abierto de una saga que nos encanta y que, mientras siga manteniendo este nivel de mejora, seguramente seguiremos disfrutando. Pero da la sensación de que ha sido una oportunidad perdida. Porque, al fin y al cabo, llevamos camino de veinte años expandiendo una simple historia que no tenía pretensiones para ir mucho más allá de una única entrega y que aquí podría haber ofrecido el gran final entrelazado de muchos de los temas abordados a lo largo de este periodo. Sin embargo, en su lugar se ha optado por cansar al jugador con multitud de escenas y "desperdiciar" dos terceras partes del título, acelerando todo al final (de forma discutible) para cerrar el juego de forma adecuada. Solo eso. Adecuadamente. Quizás esperábamos demasiado.

Kingdom Hearts III es, indudablemente, un muy buen juego, una obra que disfrutará cualquier aficionado de la saga que revise previamente todo lo que se ha ido enrevesando la trama a lo largo de los últimos años y entregas, pero quizás no ha crecido tanto como sus propios jugadores en dificultad o nivel argumental. Si es suficiente o no, dependerá de cada uno de nosotros. Pero no lo olvides:

"Que tu corazón te sirva de guía."

2 comentarios:

  1. Debo decir que me ha encantado este análisis y aportar para lo que a mi son puntos negativos y positivos:

    Negativo:
    1) No aparecen personajes de Final Fantasy, cosa que esperaba volver a ver Ciudad de Paso con León, Aerith, Yuffie, etc
    2) La dificultad es irrisoria
    3) Las atracciones no llegaron a convencerme del todo.
    4) Los enemigos finales de cada mundo siempre son sincorazón y nunca un villano Disney, como en juegos anteriores.
    5) Entiendo que en otros juegos como birth sleep o 385/2 days tenían todo un juego entero para contarte una historia, cuyos finales eran con sabor agridulce, en esta 3ª entrega se cierra casi todo y eso da situaciones raras, que a mi en lo personal me dejaron muy frío... la forma de cerrar historias no esta logrado la verdad.

    Positivo:
    1) Buena jugabilidad
    2) Buenos gráficos y banda sonora
    3) El final secreto reconozco que me hizo sentir como cuando vi el final secreto del KH1 con 12 años.

    Personalmente le daría un 8 como juego aún esperando mucho más de él.

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  2. Completamente de acuerdo con el análisis que has planteado. No puedo decir que no sea un juego disfrutable, pero personalmente considero que no está a la altura de sus antecesores dentro de la línea principal. Me faltan esos momentos memorables que hacen que recuerdes al título tiempo después de haberlo jugado y que te entren ganas de volver a vivir la experiencia. Creo que el juego está más pendiente de cumplir con aquello que le han impuesto los fans que de desarrollarse como una obra original que impresione de nuevo a todos los jugadores (lo que en el fondo realmente más queremos todos). Me gusta el juego, pero creo que me habría gustado más si no se hubiesen sentido tan coaccionados a contentar parcialmente a todo el mundo.

    Un saludo.

    PD: ¿Dónde se han quedado los personajes de Final Fantasy que salieron en las entregas anteriores?

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