14 de noviembre de 2017

Final Fantasy VII cumple 20 años en Europa

Pues, sí, han pasado 20 años desde que Final Fantasy VII llegaba a tierras europeas con una aureola fantástica para acompañar el primer gran descuento de PlayStation en nuestra región, cuando muchos jugadores de bolsillos más humildes empezaron a tener la consola.

El título de la por aquel entonces Squaresoft se convirtió en todo un mito para la adolescencia de muchos jugadores que ahora rondamos la treintena y que elevamos al juego en un pedestal que difícilmente podemos llegar a explicar, pero que se suele resumir en "Nos marcó de una forma u otra".

Evidentemente, no todos jugamos al título en su lanzamiento y, de hecho, muchos lo hicieron bastante más tarde, cuando incluso tras varios lanzamientos exitosos de otros juegos de la serie la séptima entrega seguía generando ese "no sé qué" que la hacía sobrevolar sobre el resto de una forma que muchos pueden considerar injusta, pero que, igualmente, muchos no podemos evitar defender porque fuimos (o somos) parte de esos "elevadores del mito".

Pero en esta entrada lo que queremos es ponernos nostálgicos y recordar cómo descubrimos el título y lo que nos hizo sentir a nuestro staff (o parte de él, que algunos escribirán algo más tarde), a lo que os invitamos que os unáis contándonos también vuestras experiencias con este juego.



Recuerdo perfectamente cómo "descubrí" Final Fantasy VII: en un análisis de la revista Hobby Consolas que me acabé leyendo cinco o seis veces. Ya era fan del género RPG desde los tiempos de las 16 Bits (probablemente, desde los de NES, aunque ahí el inglés me impedía comprender bien esos juegos) y ese título parecía algo diferente. Luego leí la guía de otra revista del sector (que ni recuerdo cuál) sin enterarme de nada, pero esas frases finales me marcaron: "Ahí estaba Sephiroth de nuevo, de pie, riéndose, teníamos que descargar toda nuestra ira contra él" o algo por el estilo. No sabía quién era Sephiroth ni lo que pasaba en la historia, pero ya desde esa descripción me pareció un tipo peligroso.

Alquilé el juego a finales de febrero del 1998 y es de esos momentos en los que puedes recordar hasta música que sonaba de fondo (en mi caso, una chirigota, que canturreaba mientras atacaba con Barret). De esos primeros momentos, siempre tendré en el recuerdo que fue mi primer RPG por turnos y me pareció muy idiota que fuese a recibir daño en cada turno sin poder evitarlo de alguna forma. Me costó el primer minijuego (ese de coordinar el pulsar un botón) porque pasé el texto explicativo muy rápido. Pasé completamente del aviso y ataqué al primer jefe cuando tenía la cola hacia arriba, viendo cómo caía Cloud y no sabía revivirlo.

¿Más desastres? No descubrí lo de cambiar los Límites hasta bien avanzado el segundo CD. Me quedé pillado un tiempo contra el Midgar Zolom porque no sabía capturar a un chocobo. Sufrí con casi todos los jefes del juego, pero especialmente contra el de la misión "secreta" de Wutai donde vas sin materias y hay un grupo de pájaros asesinos que te destroza o el gran jefe final prácticamente mataba de un golpe a cualquier miembro de mi grupo con su Aero (al final, me lo hice abusando de objetos de daño), superé el ataque que quita 9999 a todo el grupo de Arma Esmeralda a base de Ataque Final+Fénix porque no sabía lo de que hacía ese daño por cada materia equipada...

Pero fue un título que me encandiló, que me marcó, que jugué horas y horas, que me obsesionó (me llevé 6 horas seguidas jugando al minijuego de Snowboard superando mi récord una y otra vez por centésimas porque me pensaba que uno de los tres objetos del anciano de Kalm te lo daba el niño de Icicle, cuando había que morfosear al barco fantasma), que me hizo enamorarme de los combates por turnos, de su historia, de sus personajes... Han pasado 20 años de su debut en Europa, pero todavía puedo recordar perfectamente todo lo que Final Fantasy VII me hizo vivir y cómo me hizo expandir todavía más mi pasión por el género. ¡Feliz cumpleaños!


En mi caso, ya había descubierto la saga antes, con las entregas octava y novena, pero siempre había oído hablar muy bien de este título y me moría de ganas de probarlo. ya que la ponían como la mejor y claro, ¿cómo resistirse a un juego que es mejor que los que consideraba como los mejores títulos a los que habías jugado?

Estando descatalogado en todas partes me costó lo suyo encontrarlo, las cosas por aquel entonces no eran como hoy con internet, pero al final encontré una copia de segunda mano en un mercadillo de Barcelona (aprovecho para dar las gracias a quién decidió deshacerse de él). Por desgracia no estaba en perfecto estado, la caja estaba algo rota (una de las tapas no cerraba bien al tener rota la parte de enganche), pero los discos no estaban mal que es lo más importante.

El juego en ningún momento me pareció superior a los dos posteriores, pero aun así me gustó mucho y lo disfruté, motivo por el cual no puedo decir que fuera una decepción, ya que en parte entendía que al no haberlo jugado primero perdía parte de ese impacto, debido a lo parecidas que eran las entregas de la saga (al menos por aquel entonces).


En mi caso, obviamente era un ávido comprador de revistas de videojuegos en aquella época, pero pese a las notazas que obtuvo en ellas y a la fuerte campaña de márketing que lo acompañaba, obvié Final Fantasy VII hasta un año más tarde de su lanzamiento. Pensaba que ese estilo de juego "raro" no estaba hecho para mí, más acostumbrado a encarnar a fontaneros o a erizos azules y enamorado como era de las aventuras de estilo Zelda de la época. Pero todo cambió en noviembre del 98, con el lanzamiento en edición Platinum del juego.

Aquel fin de semana mi colega Alex y yo no teníamos deberes y, a nuestros 10 años (él recién cumplidos), nuestros padres acordaron que yo fuera a casa de él a dormir, como habíamos hecho otras veces. Como había sido su cumpleaños hacía nada, el padre de Alex le iba a regalar un juego. Fuimos a la tienda buscando el Tenchu, pero no estaba y Alex insistió en llevarse ese Final Fantasy VII del que tan bien hablaban, que ahora estaba más barato con su caja plateada. El resto es historia, nos pasamos prácticamente todo el fin de semana jugando juntos, sin apagar la consola porque no teníamos Memory Card que pudiera grabar la partida. Avanzábamos lentos, porque era el primer RPG "de verdad" para ambos, pero nos quedamos a las puertas del cambio del primer CD, según recuerdo.

Recuerdo que lo que más me flipó de Final Fantasy VII en aquel primer contacto era su sistema de juego: jamás había visto un título por turnos, y las animaciones de combate me parecían flipantes, lo más espectacular que había visto en cuanto a ataques en videojuegos, muy cercano a los animes que tanto me agradaban por aquellos tiempos. Además, la historia era alucinante: no había jugado a algo tan profundo argumentalmente, en donde pasaran tantas cosas y con una seriedad tan marcada. Creo que fue el título que me hizo mayor de cara a esta afición y cambió lo que buscaba en los videojuegos a partir de entonces.

En cuanto a las anécdotas, más allá de la curiosidad de su compra y el no tener Memory Card, recuerdo que no me hice con Final Fantasy VII personalmente hasta el lanzamiento en PC, pues no tenía PSX en aquella época. Y aún así, tuvimos que ampliar la RAM de mi ordenador, porque no nos llegaba para jugar al juego. Cuando al fin lo conseguí, aunque por amigos ya conocía casi todo, fue uno de los días mas felices de mi vida. También recuerdo como pensábamos que los errores de traducción eran parte del lenguaje del juego y no fallos propiamente dichos. O como todos los amigos de nuestro círculo adquirieron el título por nuestra pesadez. O lo que me costó sacar el chocobo dorado, pero como ahora mi primo (que se pasa el juego una vez al año) me sigue llamando cuando hay que criar "pollos" (como nosotros los llamamos) para que se lo haga porque el ni con guías se ve capaz ^^u.

En fin, como siempre digo: cuando valoras Final Fantasy VII tienes que valorar dos cosas. La primera, lo que implica como juego, lo que te puede ofrecer a ciertos niveles. La segunda, que lo hace grande, el impacto que tuvo en muchísimos jugadores de nuestras generaciones, que queda más que demostrado en esta entrada. Larga vida al Rey, con mayúscula.


Entrando en las comunidades de Final Fantasy arrastrado por X/X-2, la tétrica sombra del Siete siempre lo cubría todo. Hay un pacto tácito entre jugadores de JRPGs de que todo el mundo ha jugado a Final Fantasy VII y su trama puede discutirse libremente, y tu interlocutor siempre estará de acuerdo en que es, si no el mejor, uno de los mejores juegos que existen. Y yo no lo había jugado. Falta de PlayStation y de videojuegos en general de joven, y una especie de desinterés antagonista más tarde: cuanta más presión y más presunciones de que lo había jugado, o tenía intención de, más resistencia oponía.

Hasta que a finales de 2007, un usuario moderador raro al que le sabía un sentido del humor afilado en una de estas comunidades empezó un Let's Play, el primero que leí o vi en mi vida, sobre Final Fantasy VII. Evidentemente, antes de salir de Midgar ya estaba yo jugando para adelantar acontecimientos y entender los chistes que se me escapaban.

... Y fue una decepción. Final Fantasy VII no era el juego que los fans veían en él, ni de lejos. Aun sin las docenas de JRPGs que tendría más tarde entre pecho y espalda, me pareció mal hecho, desaprovechado en casi todos los puntos del juego. Los mapas eran jugablemente poco interesantes. Los sistemas de combate y progresión eran limitados, confusos, o mal explicados. Un guión decente se perdía en mala caracterización y una traducción al inglés-español de célebre infamia. Tuve que forzarme a seguir en más de una ocasión, y acabarlo fue un verdadero calvario de sosez, esperando encontrar eventualmente la razón de las alabanzas en la próxima hora de trama. Pero nada.

Jugar a Final Fantasy VII fue una lección magistral sobre nostalgia y gustos adquiridos. Me obligó a reconsiderar la mayoría de mis juegos favoritos, y a la autocrítica salvaje de todo lo que me gustaba, para no dar a un espectador inocente la impresión que los fans del Siete habían dejado en mí. Final Fantasy VII es un juego que, por todo su potencial, no se sostiene tras los años pasados y el impacto que tuvo se debe en gran parte a su innovación, y no a méritos atemporales.

La música es espectacular, eso sí.


Hay quién dice que el primer Final Fantasy que juegues será tu favorito. En mi caso se cumple, pero a diferencia de muchos el primero que jugué fue la novena entrega. Toda la experiencia promedio en España hacia Final Fantasy VII yo la experimenté con Final Fantasy IX: quedar sorprendido por la profundidad de la historia, no entender del todo cómo funcionaban los combates por turnos, emocionarse con la música de algunos momentos... Es más, al igual que a algunos les molestó Final Fantasy IX por romper con la tónica de la trilogía de PlayStation a mi me extrañó cuando descubrí Final Fantasy VII algunos años después. Sinceramente, me produjo casi hasta rechazo la primera vez que probé el título y descubrí aquellos suburbios cyberpunk tan alejados del ambiente medieval steampunk que yo conocía. Aquellos gráficos tan toscos y esa traducción tan horrorosa no ayudaron en nada y me costó varios intentos el llegarlo a completar.

Ahora con un poco más de perspectiva y experiencia en el mundillo, y a pesar de que Final Fantasy IX sigue siendo mi favorito, le reconozco muchísimas cosas a la aventura de Cloud y compañía mucho más allá de su contexto histórico. Final Fantasy VII fue el primer RPG para muchos en Europa, fue uno de los primeros RPGs en 3D de la historia pero ninguna de esas dos son sus principales puntas de lanza. Final Fantasy VII es totalmente único por su genial originalidad y por haber roto muchos de los esquemas de los JRPG de la época: desde la propia ambientación y ritmo de desarrollo de la historia hasta el sistema de desarrollo de personajes tan abierto.

Todo ello creo que es lo que hace a Final Fantasy VII tener una magia especial. No fue mi primer Final Fantasy, nunca fue mi juego preferido de la saga pero no me resulta nada difícil empatizar con todos aquellos que sí lo ven así. Pese a disfrutarlo mucho más tarde y con un contexto casi antagónico, me sigue transmitiendo sensaciones únicas que muy pocos juegos logran. Y es que 20 años tras su salida, podemos comprobar como Final Fantasy VII, sin duda, es un juego atemporal.



Final Fantasy VII llevaba muy poco en el mercado pero ya era famoso entre mi grupo de amigos. Para algunos de ellos, su popularidad consiguió que gente que no volvería a tocar un JRPG le diera una oportunidad sin saber qué tenia entre manos. Para otros como nosotros, queridos amantes de los RPGs, suponía un antes y un después en la evolución. Aunque ya había jugado otros RPGs en la época de 16 bits, este fue mi primer RPG por turnos, el juego me llegó prestado sin manual de instrucciones ni nada y lo primero que pensé era que estaba haciendo algo mal porque no podía evitar que me golpearan y eso me parecía absurdo, un mundo se abría ante mi.

Luego me fui adaptando poco a poco, llegando un punto que iba a casa de mis amigos a configurar hasta el equipo que debían ponerse y pasarme sus minijuegos (el de una ladera para conseguir la invocación Fénix los traía de cabeza a todos). Por mi parte, me desenvolvía como podía en un mundo en el que no estaba acostumbrado a que eventos secundarios y colaterales me asaltaran cada dos por tres, era un rico universo del que quería saber más y me tenia absorbido. Tanto, que a pesar de prohibiciones para jugar entre semana, fue la primera vez que me las arreglaba para saltarme la norma con miles de excusas, incluyendo la sobreproducción de mis deberes y tareas (a lo Japonés) para forzar que se me pudiera negar mi derecho.

La primera vez, conseguí pasarme el juego a duras penas con lo que tenia, encima Vincent me encantó y lo llevaba siempre junto con Barret, su límite molaba mucho pero todos sabemos que para eventos importantes no era tu mejor aliado. Una vez completado, necesitaba más, por lo que aún me lo pasé una segunda vez tirando de guías para conseguir todo: chocobo dorado, caballeros de la mesa redonda, armas... un juego que no tenia fin y al que yo le dediqué horas y horas. Además, conseguir información sobre cómo conseguir todo esto era más divertido, en un mundo donde Google no te lo proporcionaba, el intercambio de información con los amigos estaba a la orden del día.

Lo dicho, eventualmente Astara se nos unirá a este homenaje en el que comentamos cómo conocimos a este título que cumple hoy 20 años desde su llegada a nuestra región. ¿Cómo fueron vuestros recuerdos con el título? Nos encantaría conocerlos.

3 comentarios:

  1. Yo la primera vez que oi hablar de la saga Final Fantasy fue tambien en la hobby consolas en la sección otaku (no me acuerdo ahora del nombre) donde hablan de manga y anime , y de vez en cuando hablaban de tal collecion de cartas del FF VI y VII. Pero donde la descubri de verdad fue en el mitico programa de videojuegos Game 40 y me quede impresionado por lo que hablaban de el, lo eligieron juego del año 97. Anteriormente solo conocia juegos RPG como el Secret of Evermore. Ninguno por turnos. Asi que me puse a investigar por revistas y me atrajo poco a poco. Pero habia un problema, yo no tuve una psx en aquella epoca sino un PC, y tuve que esperar casi un año mas a que saliera y mientras tenia a un amigo y a mi primo jugandolos. Se me pusieron los dientes largos jajaja. La cosa es que al final me lo termine pasando yo antes que ellos. Incluso les ayude a avanzar en el juego.
    Ya hablando del juego en si, me marrravilllo la historia de Cloud y compañia, y me resuto curioso , que al igual que el prota de Evangelion, el heroe fuese un tipo reservado e introvertido. Cosa que se veia poco en las aventuras de occidente. Y me abrio de paso a un mundo como el del manga y posteriormenmte del comic ya algo mas adulto. Tambien me llamo mucho la atencion el sistema por turnos, algo que no habia visto en la vida. Y que aprendia a dominarlo a medida que avanzaba en el juego, y el sistema de juego tambien, al principio no sabia ni cambiar las materias jajaja. Me fliparon las tecnicas de limite y las invocaciones. Y que de cara al final del juego tuvieras tu propia aeronave por la que viajar a cualquier parte del mundo y la de quest secundarias que podias hacer. Pero a pesar de los graficos pixelados de los protas me encandilo la historia y la evolucion del protagonista . Tambien me supuso una crueldad la muerte de cierto personaje. Y Sefirot esta entre mis villlanos preferidos. La musica aun me acuerdo de todas las piezas aunque en pc la vanda sonora vino capada en una especie de Midi mas parecido a una super nintendo a a una calidad cd de PSX. Y concincido con el compañero de arriba en el que el final fantasy favorito es el primero que juegas. Ya que mas tarde el segundo que jugue mediante emulador fue el IV y aun sigo recordado las aventuras se Cecil.

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  2. Soy de las mismas sensaciones que Cid. Mi primer FF fue con 14 años recién salido FFIX, que me compré a la vez que FFVIII en un afán por invertir el dinero que había ganado en mi primer trabajo remunerado (que no contratado, eso llegaría después) en una tienda de 20 duros. Yo ya había jugado a otros JRPGs con anterioridad a base de emuladores (Lufia, Breath of Fire y toda la generación dorada de SNES) sin que me hubiese acercado nunca a estos.

    Tuve la suerte de ser de esas primeras personas en Huelva que tuvo línea de Internet por la apuesta que hicieron mis padres por el cacharro y bicheando maravillosamente por aquel mundo fascinante decidí ponerme a leer sobre JRPGs y llegué a la saga. Después de pasarme estos dos, decidí apostar por el VII porque allá donde iba lo ponían por las nubes.

    Al pasármelo la primera vez de forma un tanto desastrosa (confuso es el jodido), me quedé con la sensación de desilusión de haber jugado algo que, bueno, estaba bien, pero que no me había transmitido ni la mitad que la novena entrega, que es mi "VII particular". Con el tiempo y la madurez, logré entender que mi sensación con Yitán y compañía bebía, precisamente, de lo que para otros y otras con Cloud y demás. Por ello, sin estar siquiera en mi Top 5 de la saga, simpatizo tanto con el juego y con lo que ha marcado en una generación y en un género =)

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  3. Final fantasy VII me marcó totalmente, tuve la suerte de poseer una psx (aunque hackeada)y jugar a este juego. Recuerdo que un muchacho que en ese entonces me parecía muy mayor (debía tener 12 años solamente porque yo tenía 8) me recomendó los final Fantasy y sobre todo el VII.

    Yo por supuesto quedé muy metido con esta saga y ya me había enamorado del género RPG, así que lo busqué por cielo mar y tierra hasta que lo encontré. Debo confesar que mi experiencia fue muy de ensayo y error, en varios momentos no sabía a qué dirección ir o qué hacer, recuerdo que no podía encontrar el templo de los ancianos y al final cuando logré llegar me faltaba la piedra angular Jajaja pero en fin, logré jugarlo y apreciarlo.

    Quede maravillado con su historia y en algunos puntos llore. Ahora hace poco lo volví a jugar en el port para psp y le he podido sacar el provecho a este maravilloso juego y descubrir sus secretos y profundizar mas en su trama. Final fantasy VII es ub juego que quiero y respeto, qun me marcó un antes y un después en mis gustos y me enamoro aún más con el género.

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